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A LA VUELTA DEL DOMINGO

 

Cuando alguien amablemente se despide

es porque piensa en volver.

 

Así pasa en mis historias de amor.

Nos hemos dicho tantas veces –hasta luego-

Que ya no lo creemos.

 

Ese continuo escupirnos reproches

y saber que a la vuelta del domingo

nos pediremos un rato de cama,

para después

guardarnos en la bolsa del pantalón,

en el cajón de la mesita de té,

entre las páginas de un libro de Cortázar

compartiendo soledades

y decirnos:

No funciona, cuídate, nos vemos luego.

 

 

 

TRAVESÍA

 

No es la muerte de Alfonsina

querer dormir un rato,

dejar al agua lamer el cuerpo.

 

¿Qué de malo tiene

mecerse en un acantilado

como florecita blanca?

Espuma del océano.

 

Un letal murmullo es la brisa,

arrullo para las que adornan

con perlas la poesía.

 

No soy suicida.

 

 

 

EL NIÑO DE LAS MEJILLAS PÚRPURA

 

Vivo en un casa encallada en la arena con mi mamá. Un día cocinó dulces de leche galáctica para postre, entonces mi vida se convirtió en un cuento kafkiano. Mis piernas y brazos se alargaron como serpientes. Tenía siete ojos, siete manos, catorce dedos.

En mi sonrisa viven todas las lunas, además no tengo que lavarme los dientes porque en ellos viven otros pequeños monstruos que los cepillan a diario. Ser un monstruo tiene sus ventajas, la piel puede ser de tu color favorito y puedes tener una barriga enorme para llenarla con pastel de zanahoria.

En la escuela piensan que soy una piñata, un extraterrestre o una gelatina de uva gigante, pero les digo que sólo soy un niño que sabe que este mundo está hecho de plastilina.

Una vez fui al cine y la gente salió despavorida al ver mis largas piernas y mis ojos viscosos, así pude beber todo el refresco que quise, hasta me brotó un naranjo en la cabeza. La sala fue completita para mi papá y yo. Mi papá se había quedado dormido con la película y no es que le aburriera, sucede que él tiene un laboratorio donde mezcla poesía y colores, trabaja todas las noches para hacer cuentos que me dirá el fin de semana que lo veo. El naranjo lo sembré en su casa, en una macetita, le salen grandes frutas que exprimimos en el desayuno.

Mi mamá hizo una pijama para mi, una en la que cupiera. Es de tela lisa pero la adornó con besos. Luego de cerrar todos mis ojos, sueño en que pronto creceré y podré buscar sirenas, seguro estoy de que una de ella me pintará un beso en la frente.

Soy un monstruo pintor, con cabellos como estropajo y cuando mi mamá los recorta, hago pinceles para dibujar nubes en tazas de capuchino, montañas enormes como balones de futbol, botones de encendido en los corazones de los adultos. Soy el niño de las mejillas púrpura y otras atrocidades.

 

 

 

MORS

 

Siempre he querido viajar en tren

y fingir que alguien corre tras de él

gritando que no me vaya

 

Lo cierto es que en mi barrio no hay trenes

pero sí cantinas en donde se dice

–quédate otro rato-

No es lo mismo

pero ¿Qué se hace?

Beber reír vivir más

Dejar inconclusos los cigarros

los poemas los amores

para volver

 

Siempre volver

 

Porque tengo miedo a ser un cadáver

sentir que la noche pasa lenta

en una acolchonada caja

soportando la flores que no me gustan

ver llorar a la gente que es hermosa cuando sonríe

ser devorada por el fuego

conservar mis ceniza

 

Tengo miedo a morir

Miedo a ya no besar a mi hijo

a que lean mis diarios

a que nadie me olvide

 

Siempre he querido viajar en tren

y desde la ventana despedirme feliz

beber una taza té con mi mal humor

ya reconciliados

y que el viaje dure toda la noche

 

 

 

ITINERARIO

 

Con un  latente rumor de lluvia

Andamos la calle que nos sucede

Con paso lento, maniatados

Y con el viento punzando en nuestros poros

 

Cambiamos de acera

Sigues hablando

Los zaguanes y yo te escuchamos atentos

Al llegar la esquina

pendo de tus labios

y me siento caer vertiginosamente

sobre una nube.

 

Sentados sobre las vías

Con las manos curiosas

Como si labrando la piel

tú bajo mi blusa

Yo entre tus piernas

Se nos olvida la vorágine citadina

 

Luego la noche

El silencio

Nos guardamos mientras la tormenta

 

El pavimento mojado brilla

Rodeamos los charcos

En ellos se refleja el tendido de cables

Que trazan caminos inciertos

Pero  siempre nos guían a la cantina más cercana.

 

Dejamos rastros de nuestra historia

Entre las grietas de los adoquines

 

Y es urgencia de sentirnos desnudos

Es la que nos lleva A los tapices roídos

Los muebles tristes

Al mismo aroma de hotel antiguo

 

Veo brillar las luces de los autos en tus ojos.

Tu eres la ciudad y me pierdo en ella.

 

 

 

EL EN MAR TU ROSTRO

 

¿Has visto el mar cuando es de noche?

Tu vocecita afirma

dices que se parece a los olanes de mi falda negra

esa que tiene mucho vuelo

Pero creo que se parece a un faro titilando en la negrura de tu ojitos

 

Me preguntas entonces

si he visto el amanecer en la playa.

Contesto que sí,

que es tu sonrisa

cuando te digo que puedes dormir otro rato porque es domingo

No me lo crees

contrapones que es cuando el cielo es clarito

la arena es perfecta para los castillos y los caminos de huellas,

cuando el mar deja los caracoles más lindos y no hace tanto calor

 

Eres un chico listo. Yo siempre buscando en el mar tu rostro.

 

Parecíamos un dibujo

-uno de esos que hacías a crayola-

Cuando jugábamos con el balón

que terminaba por llevarse la marea

cuando saboreábamos la sal de nuestros besos

y nos quedábamos a mirar el azul.

 

 

 

WE ARE BUSY RIDING

 

La luna no se oculta nunca

Solo la eclipsa el rayo de sol

la guarda la nube

Subimos a tu auto

Éramos adolescentes descubriendo el efecto Doppler

Atravesamos la carretera

tendimos puentes

Dejamos atrás los gigantes de ladrillo

Las silenciosa catedrales

Creías que la libertad era un tanque lleno

Yo que era la noche a varios kilómetros lejos de casa

 

Disfrutamos hasta el silencio

Mirar en línea recta las luces en contra flujo

El típico aroma de la nocturna hierba

Dejamos entre curva y curva

Las piedras con las que tropezamos

Las piezas de rompecabezas que nos sobraban

Las palabras punzocortantes

Y fuimos un poco más libres

No nos importaba nada

sólo vivir

 

 

 

LÁMPARAS EN SILENCIO

 

Esa melancolía que siento

cuando llego a casa y las luces están apagadas.

 

Andar a tientas por el pasillo

y tropezar con un juguete,

la mesa,

algún recuerdo.

Escuchar el eco de voces, casi fantasmal,

contemplar mi vida que se proyecta en los blancos muros.

 

Saludo a mi madre; lee a Fromm.

Me platica el día bello

y en voz alta repite un pedacito de su lectura.

Tiene ese don de compartir.

 

Por debajo de una puerta salen mariposas,

es el niño que sueña.

Con su luz de astro ilumina la habitación.

Cobijo sus pies fríos, miro sus dibujos, lo beso.

 

A oscuras me desgasto menos,

preparo café para sostenerme otro rato

y hacer cuentas,

pegar un botón,

derramar alguna lágrima.

 

Me quito el maquillaje.

Ante el espejo reconozco

que las cicatrices del corazón

no se comparan con las del tiempo.

De mis ojos escapan palomas. Otra vez.

 

Las noches en casa,

a pesar de sus lámparas en silencio,

son para olvidarme un poquito de la muerte.

 

 

 

RESONANCIA MORTUORIA

 

Sigo un camino de hormigas

Que me guían al abismo

Tiemblo

me derramo

Otra vez esta resonancia mortuoria

Visión de sangre

 

Apareces

me tomas entre tus manos Como quien toma una fruta verde

Me entregas flores que aprieto con el puño

Para que su aroma

Trasmine este muro de muerte

Me arrullas en tu cuna de piel

Apaciguas esta mujer/locura

 

 

 

 

 

Escritora

VivianaCastillo 

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